San Fernando, el falso baluarte


Texto/Fotos de Mario Jesús Gaspar Cobarruvias

ciudad amurallado de Veracruz
Litografía de Casimiro Castro mostrando la ciudad amurallada en 1846.
Fotografía de Mario Jesús Gaspar Cobarrubias, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Fotografía de Mario Jesús Gaspar Cobarrubias, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

“La conservación de Veracruz, la de su puerto y castillo de San Juan de Ulúa, está como vinculada en la defensa de sus costas laterales inmediatas. Persuade este aserto el estado de la misma ciudad, en cuya descripción me detendré, puede porque V.E. la ha visto despacio y la tiene gravada en su mente. Consta su recinto de una pared sencilla o simple cerca que no llega a cuatro varas de altura. En la que hay abiertas aspilleras para disparar fusil parece de foso, y aunque tiene ocho baluartes repartidos en su circunferencia, la pequeñez de estos y su defectuosa construcción los hace casi inútiles. Es dominada de mejanas que la rodean y que en algunas partes llegan al pie de la misma cerca. Al abrigo de los cuales puede el enemigo acercarse sin ser visto. En suma, la Veracruz es una plaza indefensa.”

            Con estas palabras escritas en su Reporte de las defensas de Veracruz el 9 de enero de 1799, el ingeniero militar Miguel Constanzó detalla el estado de la muralla y de los 8 baluartes que la custodian. Medio siglo después, el historiador Miguel Lerdo de Tejada, hace otra descripción en el Tomo III – Capítulo VIII de sus Apuntes Históricos de la Heroica Ciudad de Veracruz:

 

“Consiste toda la obra de la fortificación de Vera-Cruz en una muralla de cuatro varas de elevación y una de espesor, que circunda la ciudad en una extensión de tres mil ciento setenta y cuatro varas, y en nueve baluartes, de los cuales los dos mayores que son el de Santiago y el de Concepción, miran al mar y los otros siete á la parte de tierra, colocados en el orden que demuestra el plano que acompaña á este capítulo.” (Pág. 42)

baluartesantiago
Baluarte de Santiago, el único superviviente del recinto fortificado de 8 baluartes

 

            Juan Klünder y Díaz Mirón en Recuerdos de la primitiva y amurallada ciudad de “Vera Cruz”, en el año 1854, escrita en 1945, incluye un esquema de la ciudad que señala la presencia de 9 baluartes. Sus nombres, ahora muy conocidos en el siglo XXI, son en orden de norte a sur: Nuestra Señora de la Concepción o de La Caleta, San Juan, San Mateo, San Javier, Santa Gertrudis, Santa Bárbara, San Fernando, San José y Santiago o de La Pólvora.

juanklunder
Libro imprescindible para conocer el origen de los nombres de las calles del Centro Histórico de Veracruz.

             Sin embargo, los diferentes historiadores, viajeros, investigadores e ingenieros militares que detallan los hechos y condiciones de la ciudad sucedidos entre los siglos XVIII y XIX, discrepan sobre el número de baluartes que realmente tenía la ciudad de Veracruz, situando el número entre 8 y 9, tal como puede verse en la siguiente lista:

FRAILE FRANCISCO DE AJOFRIN (Siglo XVIII)

Descripción para el año de 1763

8 baluartes

MANUEL B. TRENS (Siglo XX)

Historia de Veracruz

Descripción para el año de 1798

8 baluartes

ING. MIGUEL DEL CORRAL (Siglo XVIII)

Las defensas de Veracruz en 1783

8 baluartes

 

MIGUEL LERDO DE TEJADA (Siglo XIX)

Apuntes Históricos de la Heroica Ciudad de Veracruz

Descripción para el Año de 1850

9 baluartes

JUAN KLÜNDER Y DÍAZ MIRÓN (Siglo XX)

Recuerdos de la primitiva y amurallada ciudad de “Vera Cruz”, en el año 1854

9 baluartes 

 

ARQ. FRANCISCO MARTÍN MUÑOZ ESPEJO (Siglo XXI)

Fortalezas históricas de Veracruz

Descripción para el año de 1783

8 baluartes

            Ninguno de ellos menciona la construcción de un nuevo baluarte después del año de 1800. El ingeniero Manuel Rivera Cambas en Historia antigua y moderna de Jalapa y las revoluciones del estado de Veracruz y el capitán Sebastián I. Campos enRecuerdos Históricos de la Ciudad de Veracruz y Costa de Sotavento del Estado,describen minuciosamente las obras de fortificación adicionales para resistir los ataques franceses de 1838 y conservadores de 1860. Consistían en parapetos, reductos y baterías de cañones provisionales; pero tampoco citan nuevos baluartes. Como tampoco lo hace Lerdo de Tejada al enlistar las obras levantadas en 1857 por el coronel de ingenieros D. J. Palafox.

antiguapuertaLaMerced
Lugar donde estaba la antigua Puerta de la Merced.

            Comparando las listas de B. Trens con las de I. Campos, se detecta enseguida que el primero al enumerar la dotación artillera de 61 cañones de los 8 baluartes en 1798, omite al San Fernando, mientras que el segundo lo incluye en la lista, asignándole 4 de los 148 cañones que montaban los fuertes un mes antes del ataque de Miguel Miramón.

            ¿Cuál es la razón de la omisión del San Fernando en la lista de fortificaciones de la ciudad amurallada en el siglo XVIII?

            Examinando las listas de autores citados, los que escriben en el siglo XVIII, fueron testigos e inclusive directores de las obras de la muralla de Veracruz, con lo que tenían un conocimiento más directo, objetivo y especializado de las fortificaciones, especialmente del Corral, quien es citado, posteriormente, por numerosos autores, dado que fue el ingeniero y principal contratista  para Veracruz y San Juan de Ulúa a finales del siglo XVIII. Los que vivieron en el México independiente, fueron visitantes y en ocasiones usuarios de las antiguas obras españolas, pero carecían de la formación y precisión que da la ingeniería, ya sea por tratarse de funcionarios civiles (Lerdo), historiadores (Klünder) o militares de otras ramas (I. Campos). Igual consideración debe aplicarse a las fuentes que consultaron para obtener su información.

bateriaSanFernando
Litografía mostrando la batería de San Fernando entre 1855 y 1859.

            Los numerosos planos y litografías de la ciudad amurallada de Veracruz que muestran completo el sistema fortificado (desde el titulado Planta de la Ciudad de la Nueva Vera Cruz que se propone para mayor seguridad de ella del ingeniero Marcos Lucio hacia 1663 hasta los topográficos de 1854 y 1878, además de la famosa visión aérea de Casimiro de Castro en 1846), todos coinciden en dos aspectos para los que conocen el Arte de la Fortificación: solo se muestra claramente la forma poligonal de 8 baluartes (1 de 7 lados y 7 pentagonales) y en donde se sitúa el San Fernando, solo se aprecia una forma lineal integrada a la muralla (plano) o una plataforma (litografía), cuyas características tipológicas difieren de las asignadas para los baluartes y que son inconfundibles, pese a la variedad que estos presentan.

            El llamado baluarte de San Fernando estaba situado en la zona sur de la ciudad, justo a un lado de la Puerta de la Merced, llamada así por su proximidad a la ex iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Merced. Klünder y Díaz Mirón menciona escasos detalles de la forma del baluarte en su descripción para el año de 1854:

“Del lado contrario de la misma avenida (Independencia) se encontraba adosado a la muralla que circuía la ciudad, el baluarte SAN FERNANDO, precisamente en el lugar donde hoy se encuentra (1945) la Escuela Municipal para señoritas Josefa Ortiz de Domínguez (La Corregidora), que fue construida bajo los auspicios del entonces Alcalde Municipal de Puerto, don Domingo A. Bureau, con materiales acarreados de la misma muralla, la que se comenzó a derribar, el día 14 de Julio del año 1880 (conmemorando la toma de La Bastilla, en París).” (Pág. 34)

            Dado su reducido tamaño, su actual inexistencia física y el hecho de que la mayoría de profesionales en arquitectura, historia e ingeniería militar se ciñen a fuentes más conocidas y confiables como del Corral y Lerdo de Tejada, quienes solo mencionan pero no detallan el San Fernando; la verdad oculta sobre su extraña forma en medio de otros baluartes poligonales, permaneció constante hasta el día de hoy.

estatua_Francisco_Javier_clavijero
Estatua de Francisco Javier Clavijero Echegaray (1731-1787)

            En 2010, se publicó la gran obra Veracruz en armas: la guerra civil 1810-1820,una compilación de documentos sobre la Guerra de Independencia en territorio veracruzano. Su autor, el doctor en historia Juan Ortiz Escamilla -en colaboración con David Carbajal López y Paulo César López Romero, de la Universidad Veracruzana- hace esta interesante mención en la Introducción:

“La selección de documentos históricos relacionados con este hecho sin precedentes, y que ponemos en manos del lector, son en su mayoría inéditos. Sobre todo los emitidos por las fuerzas realistas e insurgentes localizados en archivos mexicanos y españoles. También hemos considerado la correspondencia insurgente ya publicada porque no deja de ser imprescindible para los objetivos que nos hemos planteado: poner a disposición de académicos, profesores, estudiantes, cronistas y público en general la colección más completa de testimonios escritos sobre los sucesos ocurridos en tierras veracruzanas, cuya dispersa localización ha constituido una limitante para los estudios sobre el tema.

           Estamos seguros que a partir de esta publicación se realizarán una serie de trabajos que permitirán valorar, comprender y explicar de una manera más precisa y objetiva el significado que tuvo esta guerra para los habitantes de cada pueblo, villa, ciudad y región de Veracruz.” (Pág. 16)

 

inscripcion
Inscripción en su pedestal.

            Haciendo honor a lo anterior, presenta documentos desconocidos por la gran mayoría del público, incluso a nivel de historiador y cronista. Uno de ellos es la relación circunstanciada de las fortificaciones del castillo de San Juan de Ulúa y la ciudad amurallada de Veracruz, escrita con fecha de 1 de enero de 1816 por el teniente coronel de ingenieros Juan Camargo al gobernador interino de la ciudad, brigadier Fernando Miyares y Mancebo, el mismo que expulsó a los insurgentes de Guadalupe Victoria de la estratégica posición de Puente del Rey el 8 de diciembre de 1815. Menciona la situación de los baluartes de La Concepción y Santiago, sus baterías de cañones bajas, el armamento de la Escuela Práctica de Artillería y a continuación:

“En la parte interior de cortina que se halla entre el baluarte llamado San José y el tambor que cubre la puerta de La Merced arrimado al dicho, se halla una batería con el nombre de San Fernando, es a barbeta, su altura hasta el cordón, es de cinco varas de longitud, 40 varas ancho del terraplén, siete varas, el que por la urgencia se halla provisionalmente de madera en dicha longitud se halla reforzada la cortina hasta cuatro pies de grueso de buena mampostería, y el parapeto tiene seis pies de espesor; se sube a dicha por rampa de mampostería, en uno de los ángulos interiores se le ha puesto garita de ladrillo, y construido el repuesto de pólvora cubierto de bóveda sencilla; los muros que forman el tambor de la puerta Merced en toda su altura se han reforzado hasta cuatro pies.

sitiodondeestuvobateria
Sitio donde estuvo emplazada la batería de cañones de San Fernando.

 

            En lo restante del recinto hay repartidos 6 baluartes pequeños de figura irregular pentagonal de 3 a 4 varas de alto desde el nivel del terreno natural hasta el terraplén, con sus cuerpos de guardia para 10 hombres, y repuestos a los costados de las rampas sobre las golas; unos baluartes tienen 6, otros 8, y uno 10 embraseras [sic] para igual número de cañones contenidos en sus flancos y caras, se sube a ellos por rampas de mampostería muy rápidas, situadas en medio de las golas, las que se cierran con puerta rastrillo; los fuegos de algunos de estos baluartes se hallan interrumpidos por los tambores de las 3 puertas de tierra, Merced, Nueva y de México.” (Pág. 227)

 

            Este informe de naturaleza crítica hecho por un profesional de ingeniería militar en tiempos de guerra, revela claramente que el San Fernando NO ES UN BALUARTE SINO UNA BATERÍA DE CAÑONES situada para defender la Puerta de la Merced.

            Las características de este emplazamiento artillero coinciden con la imagen de una litografía a color que el investigador Ricardo Cañas Montalvo, coordinador de guías del Museo Coronel Manuel Gutiérrez Zamora, identifica así:

 “Esta imagen salió publicada en la revista Artes de México, en 1969 en una edición dedicada a Veracruz por sus 450 años de fundación. Por la altura de esta imagen, nos da a entender que fue dibujada en la torre de la iglesia de La Merced. Esta torre se derrumbó una noche de octubre de 1859, era la torre la más alta de la ciudad de Veracruz. Esta imagen corresponde al periodo de 1855-1859, ya que se puede distinguir perfectamente el Gasómetro en la parte derecha superior de la litografía, frente al humo que va dejando el ferrocarril que viene llegando a la ciudad.” (Lunes 11 de junio de 2012)

 

            La imagen muestra el terreno sur más allá de la Puerta de la Merced y junto a esta, una batería de 4 cañones con cureñas, dotada de rampa, garita de vigilancia y un parapeto al descubierto sin protección de casamatas ni merlones. Igualmente importante, el teniente coronel Camargo indica la diferencia de los baluartes mayores y señala que los menores son de figura irregular de 5 lados, tal como se aprecian en los planos de los siglos XVII al XIX.

            ¿Cuál es la diferencia entre los baluartes y las baterías de cañones, que permitirían identificar plenamente a cuál pertenece el San Fernando?

tipologiacañonespoligonales
Diferencias tipológicas entre los baluartes poligonales y las baterías de cañones.

            En su obra Glosario Ilustrado de términos del Patrimonio Militar publicada en agosto de 2000, la licenciada en historia del arte Tamara Blanes Martin (Universidad de La Habana), define que es un baluarte:

“Tiene una forma pentagonal y  está formado por dos caras, dos flancos y una gola. Cuenta con  3 ángulos: el capital que une las dos caras, el flanqueante que une las caras con los flancos y el fijante, que une los flancos con las cortinas. El baluarte es el elemento más relevante de la fortificación abaluartada; las caras están en proporción con los flancos y estos con las cortinas. Este elemento revoluciona la arquitectura militar del siglo XVI; con su aparición se soluciona el problema de los ángulos muertos de las murallas y de las fortificaciones medievales.” (Pág. 3)

 

plano_ciudad_amurallada_Veracruz_1854
Plano de la ciudad amurallada en 1854, mostrando el lado sur de sus defensas.

                Los baluartes se construían en los vértices de las fortalezas abaluartadas como San Juan de Ulúa o de las ciudades amuralladas como Veracruz y San Francisco de Campeche. Su forma poligonal estaba trazada como de baja altura y muros gruesos, para ofrecer menor blanco y mayor resistencia posibles a la artillería.

                Se construían en diversas formas geométricas, siendo la pentagonal la más usada por los ingenieros militares por considerarla perfecta para el juego matemático de distancias-potencia de fuego-resistencia que era el secreto de esta arquitectura; donde uniendo varios baluartes a distancias del tiro de fusil o cañón, se lograba el fuego cruzado que permitía que se protegiesen mutuamente.

                 La falta de fuego cruzado entre los baluartes de San José y Santa Bárbara, interrumpido por el tambor de la Puerta de la Merced y los cuarteles de infantería, explicaría la construcción de una batería de cañones a barbeta como la de San Fernando a lo largo de la muralla. El doctor en derecho y filosofía José Antonio Calderón Quijano en su obra Historia de las fortificaciones en la Nueva España, al describir los preparativos de guerra que se realizaron en la plaza de Veracruz y que refleja en su plano de obras realizadas hasta el 9 de marzo de 1763 el ingeniero Ricardo Aymler, podría estar indicando los antecedentes defensivos del futuro San Fernando:

“Las obras de cuarteles y alojamientos de tropas y caballerizas tampoco se habian descuidado. En la azotea del cuartel de Dragones, el edificio de planta pentagonal, rebasando la muralla y emplazado entre los baluartes de San José y Santa Bárbara, se había hecho un parapeto de tablonería gruesa, a prueba de fusil, para efectuar la defensa del edificio en la parte no flanqueada por los baluartes colaterales. Y en el patio se estaba levantando un tinglado.” (Pág. 1523)

bateriasanfernando1846
Batería de San Fernando en la litografía de Casimiro de Castro en 1846.

                Los baluartes de 7 lados irregulares como el de Santiago, no se construían con frecuencia.

                La forma poligonal hecha a medida, que permitía calcular y generar el fuego cruzado de protección, era una de sus características físicas visibles más distintivas y obligatoria.

                Por su parte, las baterías de cañones se ajustaban a otras normas y clasificaciones. Según lo explica Blanes Martin:

“Es un emplazamiento de artillería que puede contar con cualquier número de cañones, se adapta a cualquier terreno, está exenta de los rígidos principios de la obra abaluartada y asimila infinidad de trazos y tamaños.” (Pág. 4)

 

            También explica en qué consiste la batería a barbeta que Camargo indica presente en el San Fernando:

“Se dice cuando la artillería está descubierta sin la presencia de troneras (cañoneras) ni merlones. Esto permite un radio de acción dinámico porque el cañón puede disparar a todas direcciones libremente, aunque está expuesto al fuego enemigo.” (Pág. 4)

 

            El incorrectamente llamado baluarte de San Fernando, se ajusta a estas características, pues era básicamente una sólida plataforma ubicada sobre una sección reforzada de gran espesor de la muralla, con su propio polvorín y junto a una entrada estratégica, como lo era la Puerta de la Merced, que Klünder y Díaz Mirón describe así:

“Abierta en la propia muralla, se encontraba en el extremo de la hoy avenida de la INDEPENDENCIA; esta puerta permitía dar salida o entrada a los habitantes de la ciudad, a la parte extramuros de la población; como quien dice afuera de sus gríseos muros, y la que tomó su nombre así como las calles adyacentes del famoso templo ex parroquial, de La Merced.” (Pág. 34)

 

            La confusión en la tipología, se advierte desde los documentos coloniales. Ortiz Escamilla en Veracruz en armas: la guerra civil 1821-1825, muestra los informes realistas del 28 y 30 de junio, 7 de julio y 1 de agosto de 1821, donde el mariscal de campo José Dávila -sucesor de Miyares en el gobierno de la ciudad de Veracruz desde 1816- llama indistintamente baluarte y batería al San Fernando, al describir las operaciones en contra de los insurgentes a extra muros. No es de extrañar que con el paso del tiempo, se le terminara llamando baluarte para facilitar su identificación en el sistema amurallado, aunque no tuviese las características arquitectónicas ni militares de los fuertess poligonales.

            El proceso de demolición del recinto fortificado o muralla, comenzó el 14 de abril de 1880, desapareciendo gradualmente todos los baluartes y baterías de cañones, con excepción del mayor de ellos, el Santiago. En la actualidad, el espacio que ocupaba la batería  de San Fernando, pues ese es su nombre correcto, y siguiendo el esquema propuesto por Klünder y Díaz Mirón sobre las calles en 1854, sería donde confluyen los callejones de Melchor Ocampo y Francisco Javier Clavijero y justo frente de la estatua de Francisco Javier Clavijero Echegaray, realizada por el escultor Rubén Rodríguez Rendón: el espacio comprendido entre Ocampo y la calle de Ignacio López Rayón, donde en la acera opuesta se ubica la tienda de alta moda SPOSA.

componentesbateriasanfernando1860
Componentes de la batería de San Fernando hacia 1860.

            Con los elementos expuestos en esta investigación, se puede concluir de una forma aceptable y con afán de proporcionar una mejor información sobre la historia de la ciudad fortificada de Veracruz, que su defensa en tal sentido se componía de 8 baluartes –afirmación avalada por el estudio de la tipología, la paleografía de mapas y de las imágenes del siglo XIX- artillados con 61 piezas en 1798 y una pequeña batería de 4 cañones (número coincidente con el informe de I. Campos en 1860). Los documentos estudiados no aportan información suficiente para determinar cuando fue construida, independiente de los baluartes poligonales o simultáneamente. No es mencionada por del Corral ni Constanzó en sus informes de finales del siglo XVIII, que cuentan incluso  el número de bocas de fuego de las baterías bajas en La Concepción y Santiago.

            Sin embargo, no está dentro de lo imposible, que dada su sencillez y corto número de cañones, fuera construida a partir de 1811 para proteger la entrada sur de los ataques insurgentes, que comenzaron a proliferar cada vez más en la provincia de Veracruz y en las inmediaciones de la ciudad amurallada.

 

Un comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.